Ubicado en los Jardines de la Facultad de Ciencias Agrarias
En la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNCUYO, creemos que una universidad comprometida con los derechos humanos no puede limitarse a las aulas: necesita espacios simbólicos y reales, donde la memoria se cultive, se preserve y se expanda con cada generación.
Es por esto que, desde 2019, contamos con un lugar paradigmático en nuestros jardines: el Espacio de Flora Nativa por la Memoria, la Verdad y la Justicia.
“Pensar a la memoria como un acto vivo requiere entenderla como un acto dinámico. Como un camino, a veces tranquilo y a veces sinuoso, con lugar para las pausas y para el movimiento.
Esta dualidad está marcada y contrastada por el frente y el dorso del mural. Por esto planteamos un espacio que refuerce estas ideas, marcando un recorrido que comienza desde las aulas, atraviese la flora nativa y permita rodear al mural.
En el dorso la obra nos invita al movimiento, mientras que el espacio plantea una pausa en el recorrido. Un Jardín, donde se siembra un encuentro entre pasado y presente. Un momento de reflexión y contemplación a los rostros desaparecidos.
Un abrazo a la cicatriz que nos une”.
La elección de flora nativa mendocina —y, en especial, de los algarrobos como símbolo de resistencia ante la adversidad— nos conecta con nuestro territorio, con la tierra y con lo que somos. Cada ejemplar plantado recuerda a quienes fueron víctimas del terrorismo de Estado, pero también representa la vida que continúa.
Este espacio nació con la plantación de tres especies nativas en homenaje a miembros de nuestra comunidad académica desaparecidos durante la última dictadura cívico-militar: Omar Masera Pincolini, Elsa Becerra Issa y Rubén Arias —conocé más al final de esta página—. Desde entonces, este terreno se convirtió en un símbolo vivo de memoria y justicia –un lugar de encuentro, reflexión y compromiso.
El Espacio de Flora Nativa por la Memoria, la Verdad y la Justicia asume el deber institucional de mantener viva la memoria. No es una intervención simbólica momentánea, sino un compromiso sostenido: cada paso por esos jardines nos recuerda a Omar, Elsa y Rubén, sus historias y sus ausencias pero también su presencia en nuestra identidad colectiva.
En 2025, en el Día Internacional de los Derechos Humanos, reinauguramos este espacio con la incorporación de un nuevo elemento simbólico y artístico: un mural conmemorativo seleccionado a través de un concurso público de nuestra universidad articulado con la Facultad de Artes y Diseño. La creación, la interpretación y el diálogo que articula la memoria, los derechos, la historia, la ciencia, la comunidad y el territorio a través del arte, resignifica lo vivido y refuerza nuestro compromiso con la verdad, la justicia y la vida universitaria democrática.
Este rincón de la Facultad ya no es un recordatorio pasivo: es un lugar de encuentro, de paso, de reflexión. Es también una invitación a renovar la memoria, cultivar el compromiso ético y profundizar la idea de los derechos humanos en cada práctica profesional, social y académica.