En una Facultad con más de 154 años de historia, la conservación del patrimonio no se limita, únicamente, a la preservación de los elementos materiales que lo componen. También implica, sobre todo, la protección de un conjunto de valores que justifican su trascendencia. Mientras que algunos de estos valores tienen un soporte directo en su realidad física, otros, como los históricos, simbólicos o afectivos, son en mayor o menor medida inmateriales. Sin embargo, esto no disminuye su relevancia cuando consideramos el patrimonio como un valor que debe perdurar en el tiempo.
Por ello, toda protección patrimonial debe partir de la identificación de estos valores como paso previo a cualquier intervención. De ahí la importancia de contar con una estrategia de investigación sobre el patrimonio, independiente de las acciones concretas que puedan llevarse a cabo en un momento dado. Este esfuerzo por conocer debe ser constante y abierto a nuevas aportaciones, puesto que con ello se incrementa su valor e importancia.
Esta visión de la conservación nos lleva a la necesidad de abordar la investigación del patrimonio histórico desde una perspectiva interdisciplinar. Lo cual implica, no sólo una colaboración de distintos profesionales con enfoques y metodologías diversas, sino más bien la adopción de una concepción global y unitaria, orientada hacia el objetivo común de identificar los valores inherentes y encontrar los medios adecuados para su preservación. Podemos afirmar entonces, que la base y la garantía de una buena protección del patrimonio radica en un conocimiento profundo y adecuado del mismo.
Con esta filosofía trabajamos tanto en la obtención de información directamente del patrimonio, como en las acciones que se emprenden para mejorar su conservación.