El fin de establecer el Día de la Lucha contra la Desertificación todos los 17 de junio buscó generar conciencia pública sobre la creciente degradación y pérdida de nutrientes de los suelos y su impacto negativo en el planeta.
Esta celebración fue instaurada oficialmente en el año 1994 por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Ese mismo año se creó la Convención de las Naciones Unidas para la Lucha contra la Desertificación con el objeto de fomentar prácticas en contra de la desertificación y la sequía a nivel mundial, de la cual nuestro país suscribe como Estado miembro.
"La desertificación y la sequía, que suponen una degradación del medio ambiente, contribuyen al colapso de la biodiversidad y favorecen también la aparición de zoonosis, lo que nos recuerda una vez más que la salud humana y la salud de nuestro medio ambiente están profundamente entrelazada" es el mensaje de Audrey Azoulay, Directora General de la UNESCO, con motivo del Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía.
Algunos datos interesantes brindados por la ONU:
- 2.600 millones de personas en el mundo dependen directamente de la agricultura
- La degradación del suelo afecta a 1.500 millones de personas a nivel mundial
- La pérdida de tierra cultivable es 30 o 35 veces superior a la tasa histórica
- Debido a la sequía y la desertificación se pierden 12 millones de hectáreas cada año
- 74% de los pobres son directamente afectados por la degradación del suelo a nivel mundial
En Argentina, el 75% de la superficie argentina corresponde a zonas áridas, semiáridas y subhúmedas. Según el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) la desertificación es “la degradación de las tierras en zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas derivada de un conjunto de factores, como las variaciones climáticas y las actividades humanas que inducen a la pérdida del potencial biológico, productivo y económico de los suelos”. Estos factores llevan consigo un desequilibrio generado entre el sistema de recursos naturales disponibles y el sistema socioeconómico que los explota.
Un factor de gran importancia en los cambios de uso y cobertura del suelo y sus implicancias está constituido por la variabilidad interanual de las precipitaciones, donde se diferencian los conceptos de sequía y aridez. La sequía implica un fenómeno coyuntural, una situación meteorológica prolongada que se caracteriza por la ausencia de lluvias en un territorio que normalmente cuenta con precipitaciones recurrentes. En cambio, la aridez señala un fenómeno climático estructural, un estado habitual de déficit de agua alternado con irregulares ciclos de lluvia, donde las precipitaciones son insuficientes para mantener una óptima cobertura vegetal. Ambas situaciones constituyen componentes muy importantes dentro de la desertificación: el término “desierto” identifica un paisaje denudado a causa de la sequía y la aridez.
La Argentina cuenta con un Programa de Acción Nacional (Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable) que desarrolla tareas para prevenir y mitigar la desertificación, la degradación de la tierra y las sequías, para conservar los servicios ecosistémicos y para mejorar las condiciones de vida de las poblaciones afectadas. Este programa se divide en cinco áreas temáticas (educación y concientización; marco de políticas y articulación institucional; ciencia, tecnología y conocimientos; fortalecimiento de capacidades para la implementación en el territorio y definición de recursos financieros) y su preparación se vincula con la formulación de políticas nacionales de Desarrollo Sostenible.
En Mendoza, la emergencia hídrica lleva más de una década y la crisis es cada vez mayor: el escenario actual es de grave sequía, con cerca de un 30% menos de agua que el promedio histórico, y podría ser peor, según advierten las autoridades. El año pasado una veintena de entidades de las cadenas agroindustriales de Mendoza advirtieron que la sequía en la provincia podría generar una caída en las producciones debido a que el riego es fundamental para llevarlas adelante. Asociaciones de productores y cámaras de comercio señalaron que Mendoza entera atraviesa una situación de mega sequía, no nueva pero cada vez más extrema.
Sin embargo, frente a esta situación se vienen realizando acciones de austeridad y manejo sustentable del agua, y se vislumbra la necesidad de realizar importantes inversiones para mejorar el uso del recurso. Pero aún queda mucho por delante, y esta celebración es, una vez más, un llamado de conciencia y de acción contra la Desertificación y la Sequía.