El Día Mundial del Olivo fue proclamado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en el año 2019, celebrándose desde entonces los días 26 de noviembre de cada año. Dicha celebración, además, fue avalada por el Consejo Oleícola Internacional (International Olive Council).
Para la UNESCO, el olivo contribuye al desarrollo económico y social sostenible de los pueblos, volviéndose, además, una fuente de salud y de buena nutrición a nivel mundial. La Organización declaró que la celebración del Día Mundial del Olivo “contribuirá a la protección de este árbol milenario y a la preservación de su valor perenne”.
Desde tiempos inmemorables, el olivo –y más precisamente, la rama del olivo- ha formado parte del ideario colectivo de distintas civilizaciones a lo largo del mundo. Tanto en el antiguo Egipto como en la mitología griega y la religión católica, este noble árbol se consagró como símbolo de paz, sabiduría y armonía.
Para la UNESCO, la necesidad de conservar y cultivar el olivo se multiplica con el avance del cambio climático, por lo que impulsar la protección del patrimonio natural y cultural se torna una misión primordial de la organización. En este contexto, el objetivo de celebrar el Día del Olivo es fomentar la protección de dicho árbol y de los valores que lo acompañan, con el fin de poner en relevancia su importante significado social, cultural, económico y medioambiental a nivel mundial.
Con motivo de esta fecha, la Sra. Audrey Azoulay, Directora General de la UNESCO, emitió un comunicado en el que asegura que "Un olivo es mucho más que un árbol de nudoso tronco: es un emblema que materializa los valores de la paz, la sabiduría y la esperanza, valores que hoy, en este Día Mundial, queremos celebrar"
La situación olivícola en Mendoza
Durante muchos años, y hasta el 2010, Mendoza ocupó el primer lugar en el país como productora olivícola. Este podio se debía tanto a la superficie cultivada con olivos, como al volumen de producción de aceitunas en conserva y de aceite de oliva de la provincia. En la actualidad, según los resultados definitivos a junio de 2021 del Censo Nacional Agropecuario 2018, la provincia de Mendoza se encuentra en un segundo lugar a nivel nacional, con un 20,5% de la superficie total implantada con olivos del país, con 15825,2 has cultivadas.
Un panorama alentador
En el año 2018, la ASOLMEN inició el trámite de solicitud de IG con el apoyo de un equipo interdisciplinario que contaba, entre otros, con la participación de la Facultad de Ciencias Agrarias, la Facultad Don Bosco, el INTI y el INTA.
A través de su Fábrica Experimental y Panel de Cata, la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNCUYO está trabajando arduamente en esta investigación que busca respaldar la tipicidad única del aceite de oliva virgen extra del norte de la provincia. Dicha investigación persigue el objetivo de lograr la obtención de un certificado de Indicación Geográfica (IG), lo que constituye un valor agregado que podría alentar la recuperación del sector y ayudar a conquistar nuevos mercados.
Al respecto, Mónica Mirábile –Licenciada en Bromatología, docente y Directora de la Fábrica Experimental de la FCA- aseguró a Argentina Investiga, en lo referido a la coparticipación de la UNCUYO en la investigación, que “Entendíamos y podíamos comprobar, por medio de análisis físico-químicos y sensoriales, las características diferenciales del aceite de oliva producido en Mendoza”.
La investigación de calidad diferencial de los aceites mendocinos se realiza primero en la Fábrica Experimental de la FCA y luego en el Panel de Cata de la misma Institución. Es importante destacar que este último es el único laboratorio sensorial de Mendoza que cuenta con la aprobación del Consejo Oleícola Internacional.
Junto a la Licenciada Mirábile, la Ing. Agr. Verónica Araniti dirige la investigación de calidad diferencial de los aceites mendocinos. En este contexto, Araniti agregó que “A estos aceites, que no sólo proceden de la Fábrica de la Facultad, sino también de la producción de distintos socios de la ASOLMEN, los evaluamos en calidad a través de los atributos sensoriales, obtenemos sus perfiles y luego se realizan los análisis físico-químicos que permiten diferenciarlos”.
De este modo, la UNCUYO, a partir del proyecto liderado por las docentes de la FCA, proyecta un panorama alentador en el caso de que el aceite de oliva mendocino logre acceder a la certificación de IG. “Es empezar a beneficiar al productor olivícola mendocino, para que tenga un valor agregado, un diferencial; es apoyar a la olivicultura que ha sido una actividad de años en nuestro país y nuestra Provincia”, concluyó Mirábile.
