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En el Día de la Mujer, “Igualdad de género hoy para un mañana sostenible”

En 2022, la UNESCO nos invita a celebrar el Día Internacional de la Mujer bajo el lema “Igualdad de género hoy para un mañana sostenible”. Se busca reconocer la contribución de mujeres y niñas del mundo que contribuyen a construir un futuro más sostenible liderando procesos de adaptación, mitigación y respuesta al cambio climático.

07 de marzo de 2022, 07:12.

imagen En el Día de la Mujer, "Igualdad de género hoy para un mañana sostenible"

Fuente: Burcu Köleli para ONU Mujeres (2022).

El Día Internacional de la Mujer nació de las actividades del movimiento sindical a principios del siglo XX en América del Norte y Europa. Se celebró por primera vez en Estados Unidos, en 1909, cuando se convocó la huelga de los trabajadoras que protestaron contra las condiciones laborales de ese entonces. Exigían horarios más cortos, mejores salarios y derecho al voto.

Sin embargo, el origen de la fecha escogida está en el año 1917, cuando las mujeres rusas, un 23 de febrero hicieron huelgas en las que exigían “pan y paz” en medio de la guerra. Pronto, se acordó que el Día Internacional de la Mujer se marcaría anualmente el 8 de marzo según el calendario gregoriano (calendario universal), ya que en coincidía con el 23 de febrero del calendario juliano (que manejaban en Rusia). 

En 1945, la Carta de las Naciones Unidas se convirtió en el primer acuerdo internacional que establece el principio de igualdad entre mujeres y hombres. Dos años después, la Asamblea General aprobó una resolución por la que se proclamaba el Día de las Naciones Unidas para los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional. A partir de estos años, el Día Internacional de la Mujer tomó una nueva dimensión global para las mujeres en los países desarrollados y en desarrollo. Finalmente, la ONU recién reconoció el día a nivel mundial en 1975.

Actualmente, el creciente movimiento internacional para las mujeres está ayudando a que la conmemoración sea un elemento unificador, fortaleciendo el apoyo a los derechos de las mujeres y su participación en los ámbitos político, social, cultural y económico. Se trabaja en todas sus esferas de competencia para promover la igualdad de género y los derechos y la autonomía de la mujer en el marco de su mandato en pro de la paz y las sociedades sostenibles. 

Igualdad de género hoy para un mañana sostenible

“Si eres invisible en la vida diaria, tus necesidades no serán consideradas, mucho menos atendidas, en una situación de crisis”. Matcha Phorn-in, Directora Ejecutiva de Sangsan Anakot Yaowachon, una organización de la sociedad civil que trabaja con jóvenes de comunidades marginadas.

Los datos recientes indican que existe un vínculo fundamental entre género, equidad social y cambio climático y reconocer que, sin igualdad de género hoy, el futuro sostenible y equitativo seguirá estando fuera de nuestro alcance.

Las mujeres y las niñas sufren más el impacto de la crisis climática ya que ésta amplifica las desigualdades de género existentes y pone la vida y los medios de vida de las mujeres en peligro. En todo el mundo, las mujeres dependen más de los recursos naturales, tienen menos acceso a ellos y, a menudo, asumen una responsabilidad desproporcionada como encargadas de asegurar el suministro de comida, agua y combustible.

Al mismo tiempo, las mujeres y las niñas son líderes eficaces y poderosas que impulsan el cambio para lograr la mitigación y la adaptación climáticas. Se implican en iniciativas sostenibles en todo el mundo y su participación y liderazgo generan una acción por el clima más eficaz.

Dado que las mujeres y las niñas soportan la carga de los efectos de esta crisis, también es esencial que lideren y dirijan el cambio en pos de soluciones, de la mitigación y la adaptación climática. Sin la inclusión de la mitad de la población mundial, es poco probable que se hagan realidad las soluciones que nos brinden un planeta sostenible y un mundo con igualdad de género. 

Potenciar la igualdad de género en el contexto de la crisis climática y la reducción del riesgo de desastres es uno de los mayores desafíos mundiales del siglo XXI. Los aspectos relacionados con el cambio climático y la sostenibilidad han tenido y seguirán teniendo consecuencias graves y duraderas en nuestro desarrollo social, económico y medioambiental.

 

Fomentar la igualdad de género y la sostenibilidad

La desigualdad de género y la crisis climática son dos de los problemas más acuciantes de la actualidad. A medida que comprendemos mejor y establecemos las conexiones fundamentales entre el género, la igualdad social y el cambio climático, es momento de que tomemos medidas encaminadas a encontrar soluciones. Aquí cinco acciones para fomentar la igualdad de género y la sostenibilidad:

  • Empoderar a las pequeñas agricultoras

En las últimas décadas, el 55 % de las mejoras en el área de la seguridad alimentaria de los países en desarrollo estuvieron impulsadas por programas que fomentan el empoderamiento de las mujeres. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura proyecta que si las agricultoras tuvieran un acceso equitativo a los recursos productivos, sus rendimientos agrícolas aumentarían entre un 20 y 30 %. Esto permitiría proporcionar alimentos suficientes para evitar que padezcan hambre unas 100 a 150 millones de personas, con lo que el nivel de hambruna en el mundo bajaría de un 12 a un 17 %.

Aumentar la capacidad productiva de las pequeñas agriculturas también ayuda a promover las prácticas agrícolas sostenibles. El 75 % de los alimentos del mundo provienen sólo de 12 plantas y cinco especies animales, lo que hace que el sistema alimentario mundial sea extremadamente vulnerable a las crisis ambientales, como los patrones climáticos cambiantes y los fenómenos climáticos extremos. Las pequeñas agricultoras, que tienden a depender de cultivos más diversos y resistentes al clima, constituyen una alternativa sostenible a nuestro actual modelo de producción agrícola.

  • Invertir en el trabajo de cuidados

El trabajo de cuidados es un sector de la economía inherentemente sostenible: en lugar de consumir recursos, ayuda a mantener y fortalecer las capacidades humanas. Invertir en el trabajo de cuidados no se trata sólo de reconocer su importancia, sino también una manera de crear empleo e impulsar el crecimiento económico sin aumentar las emisiones de carbono. La economía mundial depende del trabajo de cuidados no remunerado o mal remunerado que realizan, sobre todo, las mujeres. Sin embargo, a pesar de su carácter esencial no es valorado como es debido. 

Los Gobiernos deberían tratar el trabajo de cuidados como un bien común, ampliar su disponibilidad y brindar el apoyo adecuado a quienes lo llevan a cabo. Esto abarca invertir en la ampliación de los servicios de cuidado, así como aumentar el apoyo a las cuidadoras no remuneradas. También el sector privado debe desempeñar un rol en el apoyo al trabajo de cuidados, por ejemplo, a través de la licencia familiar remunerada y las modalidades de trabajo flexible. 

  • Apoyar el liderazgo de las mujeres

Tanto a nivel nacional como comunitario, el liderazgo y la representación de las mujeres parecen lograr mejores resultados ambientales. Los países con un mayor porcentaje de mujeres en el Parlamento tienden a adoptar políticas de cambio climático más rigurosas, lo que da como resultado la disminución de las emisiones de carbono. En el plano local, la participación de las mujeres en la gestión de los recursos naturales permite realizar una gobernanza más equitativa e inclusiva de los recursos, así como obtener mejores resultados de conservación. Además, cuando los programas climáticos de las comunidades incluyen plenamente a las mujeres, tienden a hacer un uso más eficiente y eficaz de los recursos.

En general, las mujeres suelen tener más en cuenta a sus familias y comunidades en los procesos de toma de decisiones, lo que es crucial para crear las soluciones integrales que contribuyen a la adopción de medidas climáticas efectivas. Las mujeres indígenas, en particular, poseen conocimientos únicos sobre la agricultura, la conservación y la gestión de los recursos naturales, por lo tanto, son voces indispensables en cualquier proceso de toma de decisiones. 

  • Financiar las organizaciones de mujeres

Las organizaciones sólidas de la sociedad civil son un sector importante para contrarrestar el poder de los actores empresariales y estatales. Aportan la opinión de quienes mejor comprenden sus experiencias y necesidades en los procesos de toma de decisiones y ayudan a que los Gobiernos rindan cuentas a las personas que deben representar: ambos aspectos son fundamentales para las medidas climáticas que priorizan el bienestar de los pueblos y el planeta.

La colaboración del Gobierno con las organizaciones de mujeres puede ayudar a garantizar que las políticas climáticas satisfagan las necesidades específicas de las mujeres y las niñas, y que su aplicación sea eficaz. En las comunidades vulnerables, las organizaciones de mujeres, a menudo, actúan como una red de seguridad informal, cerrando las brechas en los servicios públicos y ayudando a brindar apoyo de emergencia. Empoderar a dichas redes comunitarias es una forma crucial de crear resiliencia ante el clima a nivel local.

  • Proteger la salud de las mujeres

De acuerdo con las investigaciones, las mujeres sufrirán los efectos negativos en la salud del cambio climático. En general, las mujeres son más propensas a morir como consecuencia de los desastres, debido en parte a su acceso limitado a los recursos y servicios. Las investigaciones también revelan que el cambio climático tendrá efectos negativos en la salud sexual y reproductiva. Además, las temperaturas extremas en sí mismas parecen incrementar la incidencia de la mortinatalidad. Como ocurre con otras crisis y desastres, el cambio climático también conduce a más violencia de género.

A su vez, los desastres climáticos suelen provocar que se desvíen los recursos destinados a los servicios sanitarios de las mujeres y los servicios para apoyar a las sobrevivientes de la violencia de género. Como consecuencia del agravamiento del cambio climático, es fundamental que estos servicios se fortalezcan y se amplíen para mantener a las mujeres sanas y seguras.

En conclusión, para lograr el desarrollo sostenible y una mayor igualdad de género es esencial seguir explorando las oportunidades, así como las limitaciones, para permitir que las mujeres y las niñas tengan voz y participen en pie de igualdad en la toma de decisiones relacionadas con el cambio climático. Sin igualdad de género hoy, el futuro sostenible e igualitario seguirá estando fuera de nuestro alcance. 

Fuente: https://www.unwomen.org/es

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