El 2 de febrero de 1971 se realizó una conferencia a orillas del mar Caspio, Irán, donde dieciocho naciones firmaron un tratado internacional para la colaboración de diferentes gobiernos, relacionada a la preservación y el buen manejo de los humedales y sus recursos. La junta fue llamada “Convención relativa a los Humedales de Importancia Internacional, especialmente como Hábitat de Aves Acuáticas” y data del primer tratado moderno entre gobiernos respecto al resguardo de los recursos naturales.
Con el paso de los años, más países adhirieron al convenio, entre ellos Argentina, que aprobó el acuerdo en 1991 mediante la ley 23.919 que comenzó a regir formalmente en 1992.
Fue así que 26 años después, se decretó en el año 1997 a esta jornada como el Día Mundial de los Humedales. La fecha fue elegida en conmemoración a la Convención realizada años antes en la ciudad de Ramsar.
¿Qué son los humedales?
Generalmente se los identifica como áreas que permanecen inundadas o saturadas con aguas poco profundas durante largos períodos de tiempo, como pueden ser pantanos, lagos, ríos y lagunas.
Si bien pueden ser de origen natural o artificial, todos los humedales poseen una característica fundamental: el agua cumple un rol esencial que precisa sus particularidades y sus funciones ecológicas.
Las variaciones ambientales como sequías, diluvios o la intromisión directa de personas, ocasionan en ellos cambios constantes haciendo de los mismos un ambiente sorprendentemente dinámico, donde conviven tanto sistemas acuáticos como terrestres.
Aunque la especie humana ha creado diversos humedales artificiales como embalses, canales o represas, son una cantidad mucho más elevada los que se han destruido que los que se han originado.
La extensión de estos ecosistemas se ha visto reducida drásticamente con el paso del tiempo por causas como la urbanización, deforestación, alteraciones del flujo del agua, pesca, contaminación, introducción de especies invasoras, el cambio climático, entre otras.
Este maltrato hacia los humedales conlleva consecuencias nocivas para la naturaleza y las personas, ya que su desaparición termina con los beneficios que los mismos le otorgan al planeta como lo son la diversidad biológica; el suministro de agua y otros recursos naturales; belleza natural para la recreación y el turismo; aplacamiento del calentamiento terrestre; prevención de inundaciones; valores culturales; entre otros.
Humedales en Mendoza
El extenso territorio argentino y su diversidad climática establecen la existencia de una amplia variedad de humedales, y por supuesto, nuestra provincia no se queda afuera. Pero antes de nombrarlos, es importante diferenciar entre los que se consideran dentro de la “Red de Sitios Ramsar” y los que no.
La Red de Sitios Ramsar agrupa a los humedales que se consideran de importancia internacional en el marco de la Convención sobre los Humedales. Para su calificación, se comprueba el cumplimiento de criterios específicos y el procedimiento que establece la ley.
En nuestro país, se han distinguido hasta la fecha 23 Sitios Ramsar, de los cuales 3 pertenecen a Mendoza y son la Reserva Provincial Laguna Llancanelo; la Reserva Natural Villavicencio; y Lagunas y Ciénagas de Guanacache (compartidas con San Juan).
Además existen otros humedales que a pesar de no ser considerados de importancia internacional, sí son ecosistemas de gran valor para la provincia como la Laguna La Salina; Laguna del Diamante; Laguna de los Horcones; Laguna del Atuel; Lagunas del Valle Hermoso; Pozo de las Ánimas; Laguna El Sosneado; entre otros.
La deuda legislativa
Aunque desde 1991 existe la ley 23.919 destinada a ratificar el Convenio Ramsar, otorgando un marco legal en pro de la conservación y el uso racional de los humedales, esta no ha logrado regular el problema de manera efectiva.
Por este motivo, Argentina se encuentra en la lucha por conseguir una ley de humedales que dé una respuesta eficaz al problema y evite que muchos de estos ecosistemas continúen desapareciendo o reduciendo drásticamente su tamaño.
Lamentablemente, a fines del 2021 perdió por tercera vez el estado parlamentario en el Congreso el proyecto de ley presentado para la sanción de una norma que reglamente correctamente la protección de los humedales, ya que como el mismo expresa: “una lectura preliminar de la convención (Ramsar) nos revela que sus disposiciones – más allá de sus loables intenciones – no han colocado a las partes ante obligaciones lo suficientemente robustas en orden a proteger efectivamente los humedales”.
El proyecto ya había sido presentado con anterioridad en dos ocasiones; una en 2013 y otra en 2016. En ambos casos la ley no superó la instancia de la Cámara de Diputados por falta de voluntad y como resultado de intereses políticos y económicos.
La emisión de una ley efectiva que garantice el cuidado de los humedales es una lucha que el pueblo enfrenta hace ya más de 10 años en representación del bien común, pero a pesar de los reclamos, dicha ley sigue siendo una deuda pendiente al menos por ahora.