Es ya conocida la anécdota de que Isaac Newton (1643-1727) se inspiró en la caída de una manzana para llegar a formular en el siglo XVII la ley de gravitación universal. El célebre manzano estaba situado en el jardín de la finca Woolsthorpe Manor, propiedad de la madre del científico. En la actualidad, existe un retoño del famoso árbol, ubicado en el Instituto Balseiro, en el Centro Atómico Bariloche.
Si bien al frutal situado en el Instituto Balseiro se lo llama comúnmente “retoño” del manzano que inspiró a Newton, los especialistas explican que en realidad se trata de un clon que tiene el mismo ADN del manzano original; e injertado sobre un pie para generar las raíces. Lo cierto, es que a raíz de un proyecto de preservación, un equipo de la Facultad de Ciencias Agrarias ha logrado reproducir dicho clon, lo que derivó en cuatro nuevos retoños.
El trabajo comenzó en septiembre de 2021 donde una comitiva de la FCA, integrada por la Decana, María Flavia Filippini; el Secretario de Investigación, Internacionales y Posgrados, Rodrigo López Plantey; y el docente de la cátedra de Fruticultura, Miguel Ojer, visitó el Instituto Balseiro para proponer la preservación de este manzano, de gran valor cultural para nuestro país.
Fue así que se dio inicio al proyecto que vincula a ambas instituciones, el cual incluyó la selección de ramas para realizar nuevos retoños. Se trata de un trabajo conjunto con un fin para las generaciones venideras y con el fuerte interés de salvaguardar el patrimonio cultural y científico que representa el árbol en sí.
Como resultado, se obtuvieron los cuatro nuevos manzanos, todos realizados mediante injerto tipo inglés simple lengüeta sobre pie MM111, que es un pie vigorizante para que el árbol pueda crecer con fuerza. El primero, fue entregado como obsequio institucional hace pocos días al parque del CONICET, en Buenos Aires, dónde ya fue plantado.
La poda, además de reproducir el árbol, tuvo la importante finalidad de rejuvenecer la planta, ya que había estado varios años sin podar y la propia carga de manzanas estaba haciendo un arqueado en la parte superior. Por lo tanto, el proyecto no sólo generó cuatro nuevos retoños, sino que además contrarrestó el envejecimiento del clon que produce el paso del tiempo a medida que la planta va dando fruta.
En Argentina existen, además del situado en el Balseiro, dos manzanos más. “Clones” del mismo árbol, uno está plantado en el Laboratorio TANDAR de la CNEA y el otro en la Sede Central de la CNEA en Buenos Aires. A su vez, en diferentes partes del mundo hay réplicas del árbol original, como en Estados Unidos, Canadá y Nueva Zelanda.
Gracias a la reproducción de la planta, nos encontramos ante la posibilidad de que manzanas con la misma genética que la que inspiró al científico, iluminen desde la naturaleza a las nuevas generaciones de profesionales de la ciencia y la tecnología.